
Un ranchito en el Abra
Como ya comenté teníamos hacienda por los Pozos, el Divisadero, allá por La Tranca, en El Pajonal, por la Aguada…En una ocasión buscando unas vacas yendo por la Loma de Yala en dirección a Los Colorados y ya cerca del Abra, mi madre me dice:-«seguí derechito hasta donde se juntan todos esos filos, te vas a topar con un campito raso y al medio: un molulo, y ahí esperame o si escuchás mi grito largate enseguida para donde estoy. Como más seguro tirando al bajito vos vas a sentir el run run del agua que baja del cerro, es la del arroyo que va acompañando un camino antiguo, como andar de carros que sigue hasta el pueblo.- Hay huellas de vacas con su terneritos y seguramente han tar embichaos, les voy a seguir cuando los halle, pa’ que caigan todos esos gusanos, tengo estar sola pa’ curarlos en secreto el rastro…»
Siguiendo sus dichos llegué desde el Este hasta donde como remedando dedos de una mano nacen o se desparraman filos y quebradas. De esas alturas se puede divisar hacia el Norte, allá en el bajo, a lo lejos, el río Yala, de aguas cristalinas que viajan ansiosas de unirse al río Grande…
Esperando un rato y medio aburrido caminé unos trancos buscando al molulo y de golpe me topo con un rancho de pircas taconiao de barro con techo de pajas. Un caschi negrito me ladró con pena, entonces de adentro asomó un viejito de chivita blanca, …se sacó el sombrero mostrando una cabellera color de plata, se acercó sonriendo, se afirmó al molulo cercano a la puerta y con ademanes me invitó a pasar.
Como sorprendido, me tiré pa’ atrás, después con vergüenza, por ser medio arisco, me acerqué al anciano…Entonces sentí un grito, era de mi madre, que de allá del bajo me estaba llamando. Pegando un gran brinco, me largué a su encuentro y así emprendimos juntos con alivio, el regreso a casa…
A los pocos días andando en el Abra, le conté a mi madre lo sucedido la vez anterior…fuimos al lugar y con sorpresa comprobé que estaba el molulo…pero del ranchito solo existía un lugar vacío, de tierra barrida, con piedras cuadradas dispersas y blancas…residuos acaso de algún antigal.-

Tomás Román Espinosa
Nació en Yala en 1944 y falleció en el año 2016. Sus estudios primarios los hizo en Yala y la secundaria en la Escuela Normal y Nacional 1.
Fue personal del Servicio Penitenciario Federal, trabajó en las Unidades Penales de Caseros, Devoto, Ezeiza… (Bs. As)
Cuando regresó a Jujuy colaboró en revistas, programas de radio y participó en diferentes eventos culturales.
En el primer certamen literario que fuera organizado por la Secretaría de Cultura de Jujuy con su cuento «Mujer» obtuvo el 1er. premio.
Publicó los libros: » Bajo los cielos de Yala » y «Yala, donde chocan los vientos».

Gracias Fabian por este recorte descriptivo de la obra y su biografía de mi padre. La narrativa que utiliza retrata con profundidad y belleza los paisajes y vivencias de Yala. Al integrar descripciones detalladas dentro de una estructura poética, mi padre podría ofrecer al lector una inmersión sensorial en el entorno que describe, evocando imágenes y emociones que reflejan la esencia del lugar.
Cada vez que lo vuelvo a leer, encuentro la magia inmersa de los pueblos de Jujuy y ojalá más gente encuentre esa profundidad, esa paz propia de esos lugares…
¡Gracias!