
Solo en la primera mitad de 2025, 2.273 miembros de las Fuerzas Armadas y de seguridad presentaron la baja, según datos publicados por portales sindicales y especializados. El Ejército aparece como la fuerza más afectada, con un fuerte éxodo en los escalafones bajos, en especial soldados voluntarios que se ven tentados por empleos mejor pagos en provincias como Buenos Aires y Córdoba, donde la policía local ofrece salarios superiores.
Sueldos que no alcanzan ni la canasta básica
La raíz del problema está en los salarios depreciados. Hoy, un cabo segundo percibe $673.588, un cabo primero alrededor de $727.764 y un sargento unos $810.933. Incluso los oficiales de menor rango apenas llegan a $766.215.
Estas cifras quedan muy por debajo de la canasta básica total, que en junio de 2025 trepó a $1.128.398 para una familia de cuatro integrantes, según el INDEC. En otras palabras: gran parte del personal militar vive por debajo de la línea de pobreza.
Crisis en la obra social IOSFA
La precarización no se limita al bolsillo. La obra social de las Fuerzas Armadas, IOSFA, acumula una deuda de más de $160.000 millones. Esto provoca:
- Demoras en turnos médicos.
- Falta de medicamentos de alto costo.
- Carencia de prestadores adecuados en varias provincias.
Los testimonios de familiares y uniformados coinciden: cada vez es más difícil acceder a atención de calidad, lo que agrava la sensación de abandono.
Un éxodo que vacía los cuarteles
El Éjército concentra la mayor cantidad de bajas, pero la sangría alcanza también a la Armada, la Fuerza Aérea y fuerzas de seguridad federales. El fenómeno golpea especialmente a los soldados voluntarios, quienes en muchos casos terminan optando por empleos civiles o por sumarse a las policías provinciales, donde los sueldos, aunque modestos, son mejores que en las FF.AA.
“Hoy un joven prefiere ser policía en Córdoba o Buenos Aires antes que soldado voluntario. El equipamiento es obsoleto, la obra social no funciona y los sueldos no alcanzan para vivir”, señalan fuentes castrenses.
¿Y ahora qué?
La crisis militar abre un debate de fondo:
- ¿Es posible sostener Fuerzas Armadas con salarios por debajo de la pobreza?
- ¿Debe el Estado aplicar aumentos urgentes y una modernización real del sistema de defensa?
- ¿Qué impacto tendrá este éxodo en la seguridad nacional y en las misiones internacionales de paz que cumple la Argentina?
Lo concreto es que el descontento crece y las bajas no paran. La Argentina enfrenta un dilema: revertir la precarización o aceptar un debilitamiento histórico de sus Fuerzas Armadas.