
Nacido el 9 de abril de 1956 en Lanús, Russo fue mucho más que un técnico: fue un símbolo de trabajo, humildad y pasión por el deporte. Su trayectoria lo llevó a convertirse en uno de los entrenadores más respetados de la Argentina y del continente.
Una carrera llena de historia
Como jugador, Miguel Ángel Russo se formó y brilló en Estudiantes de La Plata, donde disputó más de 400 partidos oficiales entre 1975 y 1988, convirtiéndose en un referente del club platense.
Tras colgar los botines, inició una extensa carrera como director técnico, que incluyó pasos por equipos de Argentina, Colombia, Paraguay, Perú, Chile y España. Sin embargo, uno de los momentos más recordados de su carrera fue su paso por Boca Juniors, donde logró conquistar la Copa Libertadores 2007, al mando de un equipo que marcó época con figuras como Riquelme, Palermo, Palacio y Battaglia.
También tuvo un paso exitoso por Millonarios de Colombia, donde fue campeón en 2017, ganándose el cariño eterno del hincha azul, y dirigió a clubes como Rosario Central, San Lorenzo, Vélez, Racing y Estudiantes, entre otros.
Respeto, temple y ejemplo
Más allá de los logros deportivos, Russo fue admirado por su fortaleza personal. En 2019 enfrentó un cáncer de próstata y luego complicaciones de salud que, pese a todo, no le impidieron seguir ligado al fútbol. Su serenidad, humildad y fe lo convirtieron en un ejemplo dentro y fuera de la cancha.
El mundo del fútbol se manifestó con profundo dolor ante su partida. Boca Juniors, Estudiantes de La Plata, Rosario Central, Vélez y Millonarios —entre otros clubes— expresaron su pesar en redes sociales y enviaron condolencias a su familia.
“Gracias por tanto, Ruso. Tu legado quedará para siempre en el corazón del fútbol argentino”, expresaron desde Boca Juniors en un emotivo comunicado.
Despedida a un grande
Miguel Ángel Russo deja un legado enorme: el del profesional que luchó con dignidad, que dirigió con pasión y que vivió el fútbol con amor. Su nombre quedará grabado entre los grandes técnicos del país, junto a figuras como Bianchi, Sabella y Menotti.
Hoy, el deporte despide a un caballero de la pelota.
Descansá en paz, Ruso. Tu enseñanza seguirá viva en cada estadio donde el fútbol siga latiendo.