
Durante semanas, familias enteras padecieron la falta de un derecho básico: abrir la canilla y tener agua. En algunos barrios, la “solución” fue la colocación de mangueras improvisadas a la orilla de la ruta, en lo que muchos consideran un parche vergonzoso frente a los más de $10 mil millones prometidos en obras.
“Nunca pasó esto, padecimos bastante feo”, expresaron los vecinos, recordando los días en que tuvieron que arreglárselas como podían para conseguir agua.
El intendente de Yala, Santiago Tizón, aseguró que el servicio ya se restableció y que los usuarios recibirán un reconocimiento económico en la boleta por los días que estuvieron sin suministro. Al mismo tiempo, anunció una “obra definitiva” que tomará agua desde Villa María y promete poner fin a esta pesadilla.
Sin embargo, los vecinos se mantienen escépticos: después de tanto tiempo sin agua y con soluciones provisorias a la vista, la confianza en las promesas políticas se evapora tan rápido como el agua en tiempos de sequía.
En paralelo, Tizón también se refirió a otro conflicto que golpea fuerte a la comunidad: la baja arbitraria de pensiones por discapacidad. El intendente explicó que se presentó un amparo colectivo y que la Justicia Federal ordenó la restitución inmediata de las pensiones para vecinos con distintos padecimientos, algunos incluso menores de edad.
Mientras tanto, en Yala y Los Nogales, la gente sigue mirando con desconfianza cada caño, cada manguera y cada palabra oficial, esperando que las promesas de obras no se transformen, otra vez, en simples parches de emergencia. Nota Canal 2 Jujuy.