
La idea es sencilla de explicar, pero compleja de ejecutar. Cada guante lleva cinco sensores que registran los movimientos de los dedos y los convierten en palabras audibles al instante. Así, una conversación que antes requería un intérprete puede desarrollarse de manera directa.
El prototipo todavía tiene limitaciones: funciona con cables visibles y requiere ajustes técnicos. Pero Ciro ya está desarrollando una versión inalámbrica, ligera y práctica, diseñada para que cualquier persona pueda usarla en la vida diaria sin complicaciones.
Su objetivo inmediato es incorporar toda la lengua de señas boliviana y con el tiempo, adaptarla a sistemas internacionales. Un proyecto ambicioso que busca derribar barreras y demostrar que la tecnología también puede ser una aliada poderosa de la inclusión. Ojalá cuente con el apoyo que se merece.