
El viernes aterrizará en Las Vegas, donde además de encuentros con hoteleros, coincidirá —casualidad o no— con un show de su ex pareja, la comediante Fátima Flórez. El regreso está pautado para el sábado 6, a tiempo para las elecciones bonaerenses del domingo.
La novedad es que Karina Milei no será parte de la comitiva. En cambio, podrían sumarse el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, y el canciller Gerardo Werthein. Oficialmente se habla de “atraer inversiones”, aunque el historial obliga a mirar con lupa los verdaderos resultados.
El costo de la “libertad de volar”
Hasta ahora, los viajes presidenciales ya le costaron al Estado más de $6.500 millones de pesos (según Página/12), con cifras que trepan a US$ 3,5 millones en vuelos y estadías de lujo. Solo en vuelos privados, cada despegue llegó a costar entre US$ 120.000 y US$ 200.000, sin contar alojamiento en hoteles cinco estrellas.
La contradicción salta a la vista: mientras Milei predica la austeridad y ajusta jubilaciones, planes sociales y salarios estatales, sus giras internacionales se multiplican como si fueran recitales de rock.

De Davos a Las Vegas: la ruta presidencial
Desde que asumió, Milei convirtió su agenda internacional en un verdadero tour mundial:
- Davos (Suiza): debut global en el Foro Económico Mundial.
- Israel y el Vaticano: con visitas políticas y religiosas.
- Estados Unidos: varias escalas para recibir premios y dar conferencias en universidades privadas.
- España: abrazado al partido Vox y a Santiago Abascal.
- Alemania, Italia, Brasil, etc.: reuniones protocolares y actos partidarios.
Lo llamativo es que, según Chequeado, casi el 30% de los vuelos fueron para recibir premios personales o asistir a actos políticos sin impacto directo en la economía argentina.
¿Inversiones o marketing personal?
Cada gira se vende como una “búsqueda de capitales para el país”. Pero lo concreto es que los anuncios de grandes inversiones brillan por su ausencia. En cambio, abundan fotos, discursos en foros liberales y entrevistas internacionales que alimentan la imagen global de Milei más que el bolsillo de los argentinos.
En medio del escándalo por la Agencia Nacional de Discapacidad y a días de las elecciones en Buenos Aires, el Presidente vuelve a subirse a un avión. Y la pregunta se repite: ¿viaja por la Argentina o viaja por Milei?
Conclusión picante: Mientras en casa la inflación aprieta y la pobreza crece, Milei sigue sumando millas. El saldo no es inversión, es gasto: aviones privados, hoteles de lujo y un discurso cada vez más difícil de sostener.