
La agenda de actividades, iniciada el pasado 2 de agosto, está colmada de expresiones religiosas y culturales que convocan a fieles locales y turistas de todas partes.
Enrique Cruz, presidente de la Comisión Pro Templo de Casabindo, explicó que el 14 de agosto se presentarán los Samilantes (danzantes rituales), bandas de sikuris y cuarteras, además del ritual del cambio de manto a la patrona. La jornada cerrará con la serenata en honor a la Virgen y la recuperación de una antigua práctica ancestral: la Coleada de cordero.
El día central, el 15 de agosto, comenzará con la Misa del Alba y la procesión de la Virgen de la Asunción y San José alrededor de la plaza de toros. A las 10:00 se celebrará la misa central y, posteriormente, una procesión por las calles del pueblo con la participación de fieles de toda la provincia, visitantes de otras regiones del país e incluso turistas internacionales.

Un ritual sin sangre que combina historia y devoción
A las 14:00 horas llegará el momento más esperado: el Toreo de la Vincha.
A diferencia de las corridas de toros tradicionales, este evento no busca dañar al animal. El reto para los participantes es quitar una vincha adornada con monedas de plata de las astas del toro y luego ofrecerla a la Virgen como acto de fe y gratitud.
Esta tradición tiene sus raíces en una leyenda local que narra la historia de Tabarta, hijo de un cacique, quien se rebeló contra los españoles por los abusos cometidos hacia su pueblo. Capturado y humillado, los colonizadores colocaron su vincha —un obsequio de su padre— en las astas de un toro. Tabarta, pese a resultar herido, logró recuperarla y entregarla a los pies de la Virgen de la Asunción. En memoria de su valor y en agradecimiento a la protección de la patrona, nació el Toreo de la Vincha.

Cada año, Casabindo revive este ritual único, reafirmando su identidad cultural y la unión entre la fe religiosa y las tradiciones ancestrales.