
Este lunes, Pablo Cortese pegó el portazo y dejó la presidencia tras menos de ocho meses en el cargo, envuelto en un verdadero novelón de disputas comerciales, presiones políticas y acusaciones cruzadas por la importación de vacunas contra la fiebre aftosa.
El conflicto que explotó
El detonante fue la autorización exprés para que la empresa Tecnovax importe vacunas brasileñas a mitad de precio, algo que el presidente Milei festejó en redes como un “golazo” contra lo que él llama la casta de los laboratorios nacionales.
Pero la movida encendió la furia de Biogénesis Bagó, líder histórico del sector, que le mandó a Cortese una carta documento denunciando irregularidades.
Desde el Gobierno, en vez de respaldar al titular del Senasa, lo dejaron en el medio del fuego cruzado: el ministro Federico Sturzenegger salió a decir que los laboratorios “estafaban” a los productores, mientras que la Cámara del sector (Caprove) advirtió que esta decisión pone en riesgo miles de empleos y millones en exportaciones.
Entre la espada y la pared
Cortese, con 33 años de carrera en el Senasa y un perfil técnico puro, quedó acorralado: por un lado, la presión política; por el otro, el enojo de un sector que lo acusaba de abrir la puerta a la competencia extranjera en condiciones desiguales.
Dicen que se “cansó” y presentó la renuncia sin vueltas.
El relevo
En su lugar asumirá María Beatriz “Pilu” Giraudo, ex vicepresidenta del INTA y figura cercana al agro, que llega con la misión de calmar las aguas… aunque todo indica que el frente interno ya está encendido y que la pulseada por las vacunas recién empieza.
Lo que queda en el aire
- ¿Bajarán realmente los precios para el productor o sólo se abrirá el mercado a gigantes extranjeros?
- ¿Fue esta una jugada de Milei para dinamitar la industria nacional veterinaria?
- ¿O un capítulo más del manual de choque contra “los intereses corporativos”?
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