
Según datos oficiales, durante el primer trimestre del año, Argentina registró un déficit de cuenta corriente de u$s5.191 millones, casi el doble de los u$s2.700 millones que se habían pautado como tope anual en el reciente entendimiento con el FMI.
Un rojo que podría alcanzar el 2% del PBI
Las proyecciones del Ministerio de Economía no son alentadoras. De mantenerse esta tendencia, el déficit podría representar hacia diciembre hasta el 2% del Producto Bruto Interno (PBI), es decir, cerca de u$s14.000 a u$s15.000 millones, una cifra que quintuplica lo acordado con el organismo multilateral (0,4% del PBI).
Así lo reconoció el propio viceministro de Economía, José Luis Daza, durante el Foro Económico de Argentina organizado por el Instituto Internacional de Finanzas (IIF). Allí, Daza afirmó:
“Un déficit del 2% en un país que crece al 6% es algo absolutamente esperable”.
Sin embargo, la explicación oficial basada en un presunto aumento de la inversión privada no se ve reflejada con fuerza en los flujos de divisas, más allá de cierta mejora respecto al duro primer semestre de 2024.
¿Por dónde se escapan los dólares?
El INDEC publicó esta semana la Balanza de Pagos del primer trimestre y reveló que el mayor déficit se concentró en el sector «viajes», con un rojo de u$s3.464 millones, producto de un dólar apreciado que abarató los viajes al exterior e incentivó el turismo fuera del país.
El resto del déficit lo completaron:
- Complejo automotriz: -u$s1.415 millones
- Servicios de transporte: -u$s867 millones
- Complejo siderúrgico, farmacéutico y textil: con saldos negativos, aunque este último en menor medida
- Uso de propiedad intelectual: también mostró un fuerte rojo
Financiamiento a través de reservas
Según el informe oficial, el déficit fue financiado mayormente por una pérdida de reservas internacionales de u$s6.550 millones. No obstante, estos datos no contemplan los dólares recibidos en abril por parte de organismos multilaterales, que se convirtieron en una de las pocas fuentes de divisas frescas para el Tesoro.
Preocupación por el segundo semestre
La dinámica actual despierta inquietudes en la city porteña:
¿Podrá el endeudamiento compensar el faltante de dólares si se profundiza la fuga por turismo, importaciones y servicios?
Y más aún: ¿qué pasará con el tipo de cambio una vez que se diluya el efecto de la cosecha gruesa?
Por ahora, el modelo de equilibrio comercial sostenido por reservas y créditos internacionales muestra signos de fragilidad. La clave estará en cómo logre el Gobierno recomponer el frente externo sin resignar el tipo de cambio real ni perder competitividad.
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