
Bajo el rótulo de “eficiencia” y con un tono celebratorio por el ahorro logrado, la entidad estatal se suma al recorte estructural que caracteriza a la gestión libertaria.
Menos presencia, más ajuste
A través del Plan Estratégico 2024-2027, el banco dirigido por Daniel Tillard puso en marcha un esquema de achicamiento operativo: de 769 sucursales activas, se bajó a 709. El ahorro declarado hasta el momento es de $139 millones, cifra que, proyectada al cierre de 2025, ascendería a más de $836 millones. Pero la verdadera pregunta es: ¿a qué costo?
Desmantelamiento territorial
Con esta medida, muchas localidades del interior profundo se quedan sin presencia física del principal banco público del país, lo que afecta principalmente a jubilados, trabajadores rurales, pequeños productores, pymes y usuarios sin acceso pleno al sistema digital. Mientras se habla de “fortalecer puntos estratégicos”, se desconoce qué pasará con las zonas consideradas “no rentables” por los nuevos criterios de segmentación.
Adiós a la cercanía, hola a la tablet
El Banco Nación también anunció la reconversión de 45 centros de atención PyME, donde ya no se recibirá a clientes, sino que se implementará un esquema de visitas por parte del personal. La entidad lo presenta como “un cambio de paradigma” que permitirá ahorrar $30 millones mensuales en alquileres. En otras palabras: menos oficinas, más virtualidad, y más distancia entre el banco y la gente.
Readecuación zonal a la medida del INDEC
Otro punto clave fue la reducción de las Gerencias Zonales, que pasaron de 33 a 29, ajustadas a la segmentación económica definida por el INDEC. La palabra clave vuelve a ser “ahorro”, aunque puertas adentro muchos empleados denuncian reestructuraciones forzadas, traslados arbitrarios y vaciamiento operativo.
¿Modernización o privatización encubierta?
La conducción del Banco Nación no oculta su sintonía con el rumbo trazado por La Libertad Avanza (LLA). En un comunicado reciente, la entidad se alineó con el discurso oficialista: “La promesa de inflación cero viene acompañada de abundancia de créditos y la rápida transformación del banco en sociedad anónima”. Una frase que para muchos sella el camino hacia la privatización de la histórica banca pública.
El modelo Milei: menos Estado, menos presencia, más negocios
El achique del Banco Nación no es un hecho aislado. Es parte de un modelo de país que apuesta al Estado mínimo, la desregulación a toda costa y la expulsión silenciosa de los sectores más vulnerables del sistema financiero formal. Lo que se presenta como “eficiencia” es, en realidad, una poda de derechos y servicios.
Mientras el gobierno celebra balances, miles de argentinos pierden acceso a su banco de confianza. El ajuste llegó a las ventanillas, y ya no hay nadie para atender del otro lado del mostrador.
