
Este incremento se da como parte de un mecanismo automático aprobado en abril de 2024, que estipula que cualquier suba otorgada a los empleados del Congreso debe replicarse en los haberes de los legisladores. En este caso, la paritaria reciente sumó un 1,3% retroactivo a marzo, que también se aplicó a abril y mayo, elevando así los ingresos de los senadores sin necesidad de un debate público ni votación en el recinto.
El ajuste, que a primera vista podría parecer menor, se acumula sobre otros aumentos otorgados previamente, y deja expuesta una brecha cada vez más evidente entre los ingresos del poder político y la realidad de millones de trabajadores, jubilados y familias que luchan por llegar a fin de mes.
En redes sociales y en distintos sectores sociales no tardaron en aparecer las críticas, denunciando que estas decisiones generan un fuerte malestar ciudadano. Mientras se exige austeridad y esfuerzo a la población, los representantes en el Senado continúan percibiendo sumas millonarias, en contraste con los salarios mínimos, las pensiones y el valor de la canasta básica.
Este tipo de decisiones, si bien legales, continúan debilitando la credibilidad de las instituciones, en especial cuando no están acompañadas por gestos de empatía o medidas concretas que alivien el ajuste que sí sufre la mayoría de los argentinos.