
Este viernes, más de 400 trabajadores del sector azucarero anunciaron que llevarán adelante un corte de ruta en señal de protesta por los despidos masivos que vienen ocurriendo desde febrero, y ante la total falta de respuestas del Sindicato de Obreros y Empleados del Azúcar del Ingenio Ledesma (SOEAIL).
Durante una asamblea marcada por el descontento, los afiliados no solo exigieron el fin de los despidos sino también la renuncia del secretario general del gremio, Luciano Lezano, a quien acusan de abandono, inacción y de estar más ocupado en celebraciones que en defender a los trabajadores.
“Estamos atravesando una crisis total. A los despidos se suma la falta de cobertura médica y la inacción del gremio”, denunció el delegado Daniel Nina, uno de los referentes del reclamo.
Según los datos difundidos en la reunión, en febrero fueron despedidos 165 trabajadores, y en las últimas semanas se sumaron otros 70, sin que se abriera ninguna instancia de negociación ni se brindara asistencia legal o económica a los damnificados.
Pero las denuncias no terminan ahí. Lezano también enfrenta una acusación penal por homicidio, luego de que una afiliada falleciera tras la supuesta suspensión de su tratamiento oncológico por parte de la obra social OSPAIL, que se encuentra bajo su responsabilidad gremial.
“La bronca es muy grande. No hay paritarias, no hay bono, no hay medicamentos. Pero sí hubo asado y alcohol para celebrar el Día del Trabajador mientras nuestros compañeros pierden su empleo y mueren sin atención médica”, agregó Nina con dureza.
Aunque la moción de pedir formalmente la renuncia del dirigente gremial fue rechazada por la comisión directiva, alegando que “no estaba en el orden del día”, los trabajadores anticiparon que las protestas continuarán y podrían profundizarse.
Este viernes comenzarán con un corte de ruta en los accesos a Libertador General San Martín, en un intento de visibilizar el reclamo y presionar por soluciones inmediatas.
“El gremio está acéfalo, y no podemos seguir mirando para otro lado”, concluyó Nina, dejando claro que la paciencia de los trabajadores se agotó.