
«El tema del DIE 2025 destaca la importancia de respaldar la salud y el bienestar de las enfermeras, pilares fundamentales para el funcionamiento de los sistemas de salud a nivel mundial. Quienes, enfrentan múltiples desafíos: físicos, mentales, emocionales y éticos. señala Pamela Cipriano, presidenta del CIE.
En un intento por acercarnos al espacio profundo de la sutileza y la belleza, apuntando a los cuidados de enfermería, como medio para alcanzar un alto grado de humanismo en la profesión con una mirada retrospectiva de la historia y otra mirada prospectiva. A lo largo de la historia de la humanidad se han mantenido una base y una razón de ser: calmar el dolor, proporcionar confort y bienestar y ayudar en general al enfermo necesitado. En el siglo XXI, los grandes cambios, se caracterizan por la obtención de una mayor libertad civil, justicia y conciencia social e importantes descubrimientos en diferentes campos, tales como el espacio, la genética, la energía nuclear, la clonación de seres entre otros. El desafío es la humanización de la tecnología basados en la confianza, el tono, la mirada, una mano de la enfermera/o, un cuidado cualitativo que implica entender las emociones transformándolos en las acciones humanizadas donde la base es el respeto, la solidaridad, el equilibrio de las competencias por lo que debe ser humanizado el equipo de salud, el sistema de salud.
En el arte actual, la arquitectura y cualquier arte en general se convierten en asunto de reflexión. Pongamos como ejemplo a la artista Fernanda Fragateiro, Portugal 1962, que muestra en las formas y texturas de sus obras escultóricas, sus motivaciones y respuestas al arte, (Fragateiro, 2011). Es necesaria una mirada sosegada para recoger las sensaciones de sencillez y delicadeza reveladas en sus esculturas. “La belleza, dice la artista, es un arma poderosa”. La obra de arte solo existe cuando sale afuera, cuando se comunica. El arte de enfermería se genera no cuando se presenta impreso en un papel, sino cuando aparece en el hacer y ser de la enfermera, por ejemplo, el “lavado de manos”, que salvan vidas. Es entonces cuando el arte de enfermería sale al espacio y puede ser visto desde el exterior y sentido por el enfermo que lo recibe y por la propia enfermera, desde cuyo ser y hacer se genera; el arte de cuidar. En el siglo XXI se basa en los aspectos de la intervención de Enfermería, para manifestar nuestro reto actual consiste en una apertura radical hacia lo otro distinto a mí; apertura hacia las personas, momentos y ambientes, más allá de uno mismo. Dicha apertura solo puede pasar a través de una disposición personal y un aprendizaje, incluyendo siempre en el centro de nuestra vida, a las otras personas. Entendiendo que “el centro de la vida humana, no es el yo, sino el tú, lo cual significa que el centro de gravedad de mi acción y de mi pensamiento, están fuera de mí mismo” (Torralba, 1998). El evidente progreso científico y tecnológico de la Enfermería exige un trabajo continuo y consciente entre enfermeras/os en diversos campos para mantener un servicio de Enfermería de calidad, altamente humanizado y con un sólido componente ético. El desarrollo científico y tecnológico de la ENFERMERIA no puede menoscabar el profundo sentido y espíritu humanitario del cuidado de Enfermería que se brinda a la sociedad, por otro lado el humanismo enfermero no puede ser la excusa perfecta para seguir tolerando lo intolerable, como fue en la pandemia de COVID 19, nos dijeron esenciales, la primera línea, y si, fuimos resilientes ante la adversidad, las condiciones de trabajo, los recursos que no alcanzan, los bajos salarios etc,etc. algo que nunca mejoro. Y dejo estos interrogantes. ¿Tenemos como colectivo un proyecto de futuro?, ¿realmente las asociaciones, los sindicalistas defienden a los enfermeros/as?, ¿Quién cuidada la salud de las enfermeras/os? ¿Quiénes gestionan la enfermería, que postura tienen ante la crisis?
Para terminar mi reflexión: Expreso mi agradecimiento a los lectores, por prestar atención a mis expresiones. ¡Feliz día colegas!