
¿Qué dice el protocolo?
El manual establece reglas claras sobre el uso de la fuerza:
- El uso de la fuerza estará autorizado solo si es absolutamente imprescindible.
- Toda acción debe ser proporcional a la gravedad de la amenaza que se pretenda repeler o neutralizar.
- Reducir al mínimo los daños y lesiones será una prioridad en cada intervención.
Una de las prohibiciones más importantes del protocolo es disparar contra vehículos o personas sospechosas que intenten huir de controles o instalaciones militares, incluso si existen indicios de algún delito.
Respecto a las armas letales, su uso se limita a situaciones de legítima defensa propia o de terceros, en casos donde haya peligro real para la vida o integridad física.
Cuando las condiciones lo permitan, los efectivos deberán realizar disparos de advertencia antes de abrir fuego, y en caso de disparar, apuntar a zonas no vitales para evitar consecuencias fatales.
Aprehensiones transitorias
Las Fuerzas Armadas podrán realizar aprehensiones transitorias de personas que sean sorprendidas en la comisión de delitos. Sin embargo, deberán informar de manera inmediata a las fuerzas de seguridad o al Ministerio Público Fiscal, que se encargarán de seguir el procedimiento legal.
Despliegue militar
El operativo cuenta con:
- Más de 10.000 efectivos del Ejército involucrados.
- Hasta 1.300 hombres desplegados permanentemente en la frontera norte.
- Tecnología de punta, como drones, radares móviles, helicópteros, comunicaciones avanzadas y un avión Diamond para relevamientos aéreos.
El personal militar fue capacitado con ejercicios prácticos bajo Reglas de Empeñamiento y cuenta con nuevo equipamiento de protección individual. Además, el despliegue será flexible, adaptándose a los distintos escenarios y amenazas que puedan surgir en la frontera.
Este refuerzo en la vigilancia responde a la necesidad de controlar zonas rurales alejadas y prevenir delitos de contrabando, narcotráfico y otros ilícitos, en áreas que hasta ahora presentaban baja presencia estatal.