
“El cepo cambiario se va a terminar el año que viene y para siempre”, dijo anoche Javier Milei, por cadena nacional, a un año de haber tomado el mando de la Casa Rosada. A sabiendas de que fue una de sus promesas de campaña, y que generó cierto malestar en el sector empresario que se haya extendido en el tiempo más de lo esperado, el Presidente adelantó que será una de las tareas pendientes que deberá encarar en 2025 y que para eso se está negociando un nuevo programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI) o con inversores privados. Hoy, para el Gobierno, primero deberán recomponerse las reservas netas del Banco Central (BCRA), que siguen en terreno negativo.
Las definiciones de Milei llegaron en una semana que se cumplió uno de los pronósticos del oficialismo: el lunes, el dólar MEP tendió a la baja y convergió con el oficial minorista promedio, a $1045. Durante un par de horas (luego, la cotización financiera subió), no hubo brecha cambiaria, un fenómeno que no se veía desde la reinstauración de los controles de capitales en septiembre de 2019, lo que reavivó las expectativas sobre cuándo la Argentina saldrá del cepo.
A pesar de ser una época estacionalmente desfavorable para el Banco Central, en los últimos meses registró una racha compradora de reservas. En lo que va de diciembre lleva adquiridos US$773 millones y, tomando mayor perspectiva, compró US$4305 millones desde mediados de septiembre gracias a los dólares provistos por el blanqueo de capitales. Pero de acuerdo con la medición de Portfolio Personal de Inversiones (PPI), las reservas netas (al contemplar todos los pasivos, incluidos el pago de Bonares a 12 meses y depósitos del Tesoro en dólares en el BCRA) están en terreno negativo por US$9000 millones.
Melisa Reinhold (@melireinhold)