
Y ahí, en la cancha de Yala, en un fresco sábado de agosto, en su patio de encuentros, de diversión y fútbol, están ellos, un grupo de superyaleños, postrados, ofrendando sus vidas, agradeciendo y dando de comer a la Madre Tierra, pidiéndole a cambio salud y prosperidad por los suyos y por los demás.
Mientras se espera del equipo rival para jugar la semifinal del presente campeonato de veteranos, jugadores de Super Yala «A», fieles a sus costumbres, y como todos los años suelen hacerlo, dieron de comer a la Madre Tierra.
