
En el despertar de agosto,
ladran y lloran los perros,
los teros chillan
en la playa del río Grande
anunciando tu llegada.
En los corrales de pircas
mugen las vacas,
relinchan los caballos,
los duendes y fantasmas
huyen cuesta abajo.
Silbidos de muertos
con tormenta de arena
y el crugir de árboles
avisan tu paso
por los pagos de Yala.
¡Ah Viento que vienes del norte!
No te lleves mis alegrías
tampoco mis amores,
llévate las penas
que lastiman el alma.
Daniel Ruiz