
Es muy temprano, ese día de Invierno está nublado, corre un poquito de viento frío que mueve las hojas secas de los altos álamos que adornan la Plaza del pueblo, pero el palco para las autoridades locales y coloridos banderines desde el día anterior ya están colocados sobre la calle de tierra en donde van a desfilar las instituciones escolares y gauchas de la Localidad de Yala y de otros lugares vecinos porque son los festejos en honor a su Santo Patrono: San Santiago Apóstol.
Las bombas de estruendo y las campanadas que salen de la parroquia se hacen escuchar en toda la zona anunciando el inicio de las Fiestas Patronales.
Poco a poco la gente va ingresando a la Parroquia de Yala para participar de la misa, mientras que otros en la plaza acomodan sus puestos de comidas y artesanías regionales.
Los gauchos locales y de otras agrupaciones se hacen ver orgullosos con sus trajes y botas con espuelas relucientes, en tanto que sus caballos son ubicados en la largada del desfile, que queda a unas dos cuadras de la plaza.
Apartados, sentados en la estación de trenes hay varios changuitos con matracas, redoblantes, quenas y samponias, todos llevan boinitas rojas en sus cabecitas; estos miran como pasan las personas, respetuosamente solo esperan que termine la misa para caminar con la procesión por las calles yaleñas.
La iglesia está llena de feligreses, que esperan la salida de la imagen de su santo patrono para tocarlo y venerarlo.

La procesión está por comenzar, don Mario Machaca, don Pedro Tolay, don Concepción Ábalos, don Julio Cesar Genovese, gauchos y criollos con una misma misión, sacan en andas a la imagen del santo, la música ensordecedora de los Sikuris venidos de pueblos aledaños, al igual que el erke de don Leocadio Soto, se hace escuchar entre la multitud y ubicados detrás de la imagen la siguen para tocar en su honor.
El público presente quedan admirados como tocan las bandas de Sikuris, en especial a esa banda de Sikuris de extraños petisitos de boinitas rojas que esperaban en la estación de trenes, la cual es dirigida por un changuito de chuncas flacas que tiene la ropa llena de tapitas de gaseosas y quien con sus labios finos sopla una rara samponia compuesta por tres botellitas de color verde, los petisitos por las calles de tierra del Pueblo de Yala detrás del Santo Patrono tocan a más no poder, que ni cuenta se dan que la procesión ya terminó, los esclavos ubican a la imagen del santo adelante del Palco de Autoridades, después los petisitos desaparecen entre la multitud de la gente. A dos cuadras de la plaza los caballos relinchan como si alguien los estuviese molestando.
El palco ahora está ocupado por las autoridades locales y de otros lugares y la vereda de la calle de tierra es ocupada en su totalidad por los feligreses, quienes ansiosos esperan presenciar el desfile de las distintas instituciones propias de la jurisdicción, en especial el del paso de los gauchos con sus ostentosos corceles.
Y es que así sucede, con el permiso de la máxima autoridad para esta ocasión primero pasan las instituciones escolares, municipales y policiales y por último las agrupaciones gauchas invitadas a las fiestas patronales: Pasa una, después otra y cuando hace su paso la agrupación del Centro Gaucho Yala todo el público presente con mayor fuerza aplauden a sus gauchos y a los sonrientes petisitos que van montados en las ancas de sus caballos, quienes saludan a todos levantando al aire sus boinitas rojas en señal de respeto.

Mientras que Latincha ubicado en el palco de autoridades ante la vista de todos y bien parado con una corbata llena de tapitas blancas acompaña al Intendente del Municipio de Yala observando cómo su orgulloso pueblo honra a San Santiago.
