
Si en otoño vas de paseo por los pagos de Los Nogales y encuentras una frutillita de campo o una nuez ¡cómela! y sabrás lo deliciosas que son. Si vas en invierno a lo mejor la nieve te atrape y una trucha huya al verte pescando en el río. Si vas en primavera te vas a sorprender con los paisajes de floridos ciruelos y duraznales que se muestran sobre las laderas de las lomas. Si vas en verano podrás refrescar tu cuerpo y tu alma en los chorros de agua que nacen de las vertientes.
Pero seguro para recordar que visitaste a ese paradisíaco lugar te sacarás unas fotos posando, alegre, sobre el Puente Negro y sin que te des cuenta quedarás atrapado en un mundo de ensueño, de fantasía, que te llevarán por senderos de helechos y huellas de cabras a cascadas y lagunas que están escondidas entre cerros azules, pero aunque no quieras las brisas que bajan de las montañas y las frescas aguas del río Yala te despertarán. Pero ¿qué raro? ¿ por qué ese mágico portal se llama Puente Negro? ¡Bueno! se llama así porque en tiempos de antaño, cuando las digitalinas ya adornaban las faldas de las montañas, en ese concurrido lugar había un puente que fuera construido con troncos de nogal pintados con alquitrán.
