
El árbol de las golondrinas.
Doña Matilde Arjona, mujer nacida en los pagos de El Chañi -mientras sus hijas preparan unas ricas empanadas- juega con su bastón de madera y nos cuenta sus anécdotas de infancia, nos lleva a un mundo de recuerdos, de nostalgias, sus historias son música para mis oídos; tal vez otoño está hecho para eso, para conversar, saber o recordar de donde venimos, pues digo yo: «no hay mayor error el de no saber de nuestros orígenes» pero entre sus relatos hay uno que me llamó la atención.
Les pregunto: ¿Ustedes, gauchos, pueblerinos, citadinos, vieron al gran eucalipto que está en la Banda de Yala? ¡bueno! ¡bueno! ahora sabrán porque está ahí.
Doña Matilde sin dejar quieto al bastón, emocionada relató:
-Hace un tiempo atrás, en la Banda de Yala, en donde hoy están los corrales de vacas y caballos de Patricio Mamaní, vivían mis abuelos, Juan Arjona y Genoveva Caucota, quienes, además de tener tierras en El Chañi también eran los dueños de esa finca, enamorados se instalaron en ese lugar de acequias, ceibos, tuscas y ojitos de agua. Los corrales rebozaban de vacas, caballos, ovejas, chivos y animales de granja; mi abuelo y la peonada ¡gracias a Dios! tenían mucho trabajo.
Doña Matilde tomó un respiro y mientras se acomodaba en la silla aproveché para preguntarle:
- ¿Y ese eucalipto qué está ahí …? Sin dejar que termine la pregunta exclamó:
-¡Ah! ¡ese eucalipto tiene sus años! después afirmó:
-Mi abuela Genoveva en sus idas y venidas al pueblo, a donde iba a vender sus cosas «se llevó» de la estación de trenes una plantita de eucalipto, lo transplantó en la Banda y ahí creció.
-Lo mismo que los eucaliptos que están en la estación de trenes debe tener el tronco grueso y las ramas altas.
-Me acuerdo que las golondrinas volaban entre sus ramas. Concluyó.
Dedicado a don Arturo Santiago Arjona y a su esposa: doña Josefa Colqui.
